Pensando en este día del padre, me vino a la mente la frase tan escuchada: “mi papá es un super héroe”; caí en cuenta de que sinceramente, me causa sentimientos encontrados. Porque sin afán de ser negativa o carente de imaginación, lo que inevitablemente pienso es: ¿Qué sucede cuando nos damos cuenta que no lo son –en el sentido literal de la palabra? ¿Nos decepcionamos de papá? Por un lado pienso; qué emoción ser el superhéroe pero que triste dejarlo de ser y entonces recordé a mi papá…
Recuerdo que cuando íbamos de vacaciones a la playa y me quemaba con la arena caliente, mi papá (también sin zapatos) corría y me rescataba, llevándome debajo de la primera sombra. Tuvimos incontables domingos de parque que acababan hasta que yo así lo pedía. Mis pinturas yacían encuadradas, al lado de sus pinturas favoritas (de autores reconocidos) .
Me enseñó a andar en patines y caminó a mi lado pacientemente, listo para sostenerme en caso de tropezar, antes de llegar al suelo y darme consuelo en caso contrario.
Corrió siempre que quise, por ser mi juego preferido, aún muy cansado de trabajar y habiendo dormido poco. También despertó muy temprano para ver mis regalos de Santa y armar muebles de Barbie, para después jugar con ellos.
Hemos tomado muchos cafés platicando de temas superfluos y profundos, con risas y llanto –de ambos. Cuando he pedido su ayuda, siempre ha encontrado solución a las situaciones, por más complejas que me parezcan e incluso a último momento. Estuvo ahí a mi lado sin críticas ni juicios, mientras sufría de un corazón roto. Y también ha compartido mis momentos de incertidumbre académica, como propios.
Me ha enseñado que parte del éxito conlleva humildad, que nunca hemos de olvidar de dónde venimos a pesar de siempre ver para adelante y que la gratitud es fundamental. Hemos discutido y reído a carcajadas, sin que el ánimo merme el amor.
Así que mi papá no es un superhéroe. Mi papá es mejor, mi papá es un hombre real que ha permanecido a mi lado incluso cuando estamos en desacuerdo, que me ha contenido con el consejo más sensato y con la caricia atemporal propia del amor. Mi papá es un hombre real, al que admiro profundamente. Que se ha hecho presente en cada paso de mi camino y me ha ayudado a descubrir la mujer que quiero ser.
¡Te amo papá!
Linda