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Se terminó la primera infancia, así, sin más…

La veo y pienso en todos esos momentos tan afortunadamente invertidos en ella…

Empezando por toda nuestra lactancia, parece tan larga y al ver hacia atrás, tan corta; los brotes de crecimiento, las largas horas de cluster feeding, las noches que a veces parecía no despegarse; también la calma, tranquilidad y consuelo que nos dió ante caídas, sustos, miedo, sueño, reconexión…

Esas noches de crisis de sueño y despertares varios, de tortícolis y brazos torcidos al otro día, esas noches que a veces parecían interminables…

Todo lo que la cargué -que ahora ya no puedo-, al frente, a la espalda, a la cadera, con fular, con rebozo, con bandolera, con mochila, con mochila más grande, a brazo limpio…

Cada uno de esos momentos en que he sido su voz para defender sus tiempos, para creer en ella aunque la sociedad intolerante siempre opina lo contrario -siempre sin saber-…

Todos los berrinches, llantos, enojos, todos esos momentos de sentimientos intensos que abruman y es difícil solo acompañar desde la calma, sin tratar de evitar que llore o que se sienta enojada, es difícil dejarla fluir; pero qué satisfacción el maravilloso regalo de la contención después de saber esperar y estar, del vínculo fuerte y seguro…

Yo no dejaría jamás llorar a mi hijo ni a mi esposa ni a mis padres ni a mis amigos. Cuando una persona a la que quiero, llora, voy a ver qué le pasa e intento consolarla.

Carlos González

Cada una de las horas que he dedicado a mi crecimiento personal, no solo leyendo o aprendiendo de crianza sino sanando mi alma, mi psique, reorganizando esas memorias para sumarlas como herramientas; no siempre fácil, pero nada que valga, lo es…

Elegir los buenos tratos, que tanto demandan de nuestra compasión, paciencia, resiliencia, presencia y disposición…

Qué agradecida me siento de tener la oportunidad de acompañarla y a veces guiarla pero la mayoría del tiempo permitir que sea ella quien me guíe por donde necesita que vayamos…

Resulta que al ser su mamá he aprendido más sobre mi misma, he desaprendido, hemos emprendido un camino propio con lo que nos funciona mejor, aunque mucho ha ido en contra de las expectativas y presiones sociales. Ella es el mejor manual, al respetarla y honrarla voy descubriendo la mamá que quiero ser y creando una mejor versión de mi…

Y si, todo pasa, dejan el pañal, el sueño se consolida, el destete siempre llega –spoiler alert: no llegan a la uni tomando boobie-, prefieren la bici, correr, los patines a ser cargados, y también aprenderán a escribir, leer, and so on… así que agradezco todas esas veces en donde la he elegido a ella, agradezco todo ese tiempo acertadamente invertido en ella, porque un día se terminó la primera infancia, así, sin más.

Mamá, esposa y médico. Sensible, realista y apasionada. Una idea que surgió hace un año, que ha revolucionado mi vida y sacudido mi corazón, hoy empieza a tomar forma con este primer paso

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