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Día Internacional de la mujer

Tenía varios meses rondando esta idea en mi cabeza y ahora a propósito del día internacional de la mujer y la plática entablada con una amiga respecto al mismo, decidí plasmarla en letras.

Mi amiga me decía: ” Mi celular está lleno de mensajes de felicitaciones en el día de la mujer; les doy las gracias aunque la verdad no estoy orgullosa de serlo. Ser mujer es tener que sufrir por depilarte, pasar tiempo arreglándote para siempre verte bien, tener que ser flaca y aguantar cada mes el síndrome premenstrual. En cambio los hombres, no necesitan nada, más que cortarse el pelo una vez al mes. Yo preferiría ser hombre; ser mujer apesta”

Al escucharla me reí, sin embargo me quedé pensando que aunque eso es lo que nos han enseñado, eso no es ser mujer.

Luego recordé que mientras estaba embarazada me dijeron: “Ojalá sea niño, las niñas sufren mucho, aún es un mundo de hombres”. Aunque una verdad incómoda, la desigualdad sigue siendo un obstáculo presente en el día a día de niñas y mujeres, el evitar hablar de ella no implica que su brecha disminuya. Algunos de los múltiples obstáculos a los que nos enfrentamos, son expuestos en este video de la federación internacional de los derechos humanos, una visión de la punta del iceberg.

“Mujeres y niñas contribuyen día a día en muchas formas, visibles e invisibles”

Un día en la vida de las mujeres. Foto-ensayo. ONU 

Siempre he estado orgullosa de la mujer que soy. Pienso que nos compete modificar pensamientos que nos llevan a actuar de manera discriminatoria hacia nosotras mismas y nuestras iguales. Pienso que debemos poner más atención en lo que enseñamos a nuestros hijos e hijas. Necesitamos hacerle saber a nuestra hija que es dueña de su cuerpo, de su mente y de su felicidad, que está bien saber lo que quiere y que es capaz de luchar por ello y lograrlo, que es la protagonista de su vida y que ha nacido completa, no sólo la mitad de ella, que su valor no depende de la talla de ropa y que puede usar la que le parezca cómoda, que no siempre tiene que estar feliz o sonreír, que el futbol o el karate también son deportes para ella, que puede ser ingeniera en lugar de bailarina, que puede jugar con coches y herramientas y también cambiar una llanta, que ella es capaz y autónoma, que no necesita ser rescatada. En lugar de hacerla creer que es una “damisela en peligro” que necesita ser salvada de sus propias decisiones.

Necesitamos que nuestro hijo crezca respetando a todos por igual, incluidas las mujeres, que sepa escuchar y respetar un no, que reconozca sus sentimientos y que se sienta libre de expresarlos, que llorar también es de “hombres” así como reír o gritar, que sepa que su valor no depende de comprar el auto último modelo ni de la cantidad de dinero que gana en la empresa, que puede vestirse del color que desee incluido el rosa, que la sensibilidad no es exclusiva de un género u orientación sexual sino innata a la raza humana, que practicar ballet o pintura también amerita esfuerzo, disciplina y constancia igual que cualquier otro deporte o arte, que está bien si prefiere la cocina sobre la física. En vez de decirle desde pequeño que el no de las mujeres es  y viceversa, que usualmente no sabemos lo que queremos y es su tarea mostrárnoslo y su deber “liberarnos” constantemente de nuestras emociones.

Necesitamos mostrarles a nuestras hijas e hijos que no es una lucha de poderes, que hombres y mujeres compartimos responsabilidades, que mamá tiene autoridad igual que papá y que papá muestra afecto igual que mamá. Que la competitividad no está en los cromosomas ni en la estructura del pensamiento ni en la anatomía y fisiología del cuerpo, la competitividad debe darse en el desarrollo de habilidades, en la motivación de capacidades, en el reconocimiento del esfuerzo, en el respeto de la individualidad y de ahí la importancia de que las oportunidades sean equitativas.

No es cuestión de comparación porque la diferencia de nuestra naturaleza es innegable, pero esto nada tiene que ver con nuestro valor nato como seres humanos, con nuestro potencial, con nuestros derechos; es eso en lo que somos iguales y así debemos ser reconocidos –hombres y mujeres. La ONU a razón de este día publicó La huella de las mujeres en la historia con cifras que nos sitúan en la realidad de muchas mujeres y niñas en el mundo actualmente.

Soy médico, por muchos años mi prioridad fue laboral. Es ahora que soy mamá y he dedicado un año a mi familia que me he enfrentado a una serie de preguntas: ¿Cómo dejar lo que tanto me ha costado? ¿Perderé reconocimiento profesional en este tiempo? ¿Cómo dejar de ser competitiva? ¿Cómo no lograr un equilibrio entre la vida laboral y familiar de acuerdo a lo planeado? ¿Cómo reincorporarme después de “sólo” haber sido mamá un año? ¿Qué decir durante la entrevista de trabajo en este año de “no hacer nada”?

Esto me ha hecho reflexionar sobre lo importante que es el tiempo de maternidad no sólo para la mamá y el bebé, sino para la sociedad. Cada derecho de las mujeres que es respetado, valorado y llevado a cabo es un avance para la sociedad y por lo tanto beneficio para todos.

Antes de ser mamá yo también pensaba que hay sacrificios por hacer lo que uno quiere, una cosa por otra. Ahora pienso que vivir una decisión como sacrificio solo puede tener dos orígenes: en tono personal, se trata de una elección no deseada o en tono social, se trata de una situación injusta. Pienso que toda mujer debe de poder decidir libremente qué es lo que quiere hacer en su vida. Pienso que aquella mujer que desee ser madre y continuar su vida laboral, tiene el derecho de lograr ambas cosas y además se le debe proporcionar el ambiente y espacio propicios para ello; no como un signo de debilidad ni de predilección sino como un síntoma de una sociedad consciente de la importancia de este momento y las necesidades que a el atañen.

Por supuesto que no puedo pensar en otro ejemplo que la lactancia. Aquellos países que han extendido –como parte de sus políticas– el tiempo de incapacidad de la madre posterior al nacimiento del bebé y han tomado en cuenta al padre, dándole también tiempo de incapacidad, han visto incrementando el porcentaje de lactancia materna exitosa en su población. Se conoce también que otro factor importante para la continuación de la lactancia materna una vez que la madre ha regresado al trabajo es un lugar adecuado y la disponibilidad de tiempo para la extracción de leche. Regresar a la vida laboral es un tema que surge frecuentemente en las conversaciones y genera mucha ansiedad, angustia, miedo, incertidumbre y preocupación en las madres; es por eso crucial allanar este terreno, para facilitar la transición. Además quién puede enfocar su concentración para desempañar una adecuada labor, cuando la mente se encuentra en otro lado –en el que genéticamente tiene prioridad– en su bebé.

Hemos dejado de lado nuestra naturaleza y hemos olvidado lo que como seres humanos, necesitamos.

Puede juzgarse el grado de civilización de un pueblo por la posición social de la mujer

Domingo Faustino Sarmiento

 

 

Mamá, esposa y médico. Sensible, realista y apasionada. Una idea que surgió hace un año, que ha revolucionado mi vida y sacudido mi corazón, hoy empieza a tomar forma con este primer paso

2 thoughts on “Día Internacional de la mujer

  1. Elena Carrillo

    Excelente artículo! Felicidades, pido tu permiso para compartirlo tanto con mis alumnas embarazadas como con las de la universidad

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